Ana, la profesora de matemáticas, había llegado sonriente a clase y había repartido los exámenes. Marcos echó un vistazo rápido y se tranquilizó un poco al ver que sabía todas las preguntas. Cuando habían pasado unos veinte minutos, de repente, sonó la alarma de incendios. Ana se apresuró a pedir a todos los alumnos que salieran ordenadamente de clase. Todos dejaron lo que estaban haciendo y salieron al patio. En el pasillo todos los alumnos gritaban y corrían por la escaleras. Había humo y mucha confusión.
Llegaron dos coches de bomberos con las sirenas encendidas y un montón de hombres bien equipados con trajes especiales y mangueras, entraron en el edificio principal. Ana contó a sus alumnos y se dio cuneta que faltaba uno. Se puso muy nerviosa y volvió a contar. ¡Faltaba Marcos!
¿Dónde se había metido? ¿Estaría aún dentro de clase?
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