viernes, 7 de febrero de 2014

Cuento de los viernes

El tema hoy lo ha elegido CE2. Todos los niños han coincidido en el mismo. Egipto.  Están trabajando el tema en historia, en francés. También han tenido un taller con la mamá de Oriol y Carla que les ha proporcionado una excelente información, y lo más importante, ha despertado en ellos curiosidad.



Sara es una chica de Texas que llegó a Egipto para investigar y sacarse un doctorado. Allí conoció a su compañero Willy de 25 años nacido en Birmingham. Ambos llevaban un año excavando, conservando e investigando en la Pirámide Escalonada de Sakkara, que fue la primera pirámide construida como tumba para el Faraón Djoser por su arquitecto Imhoteep, hacia el año 2750 a. c.


A los dos les apasionaba todo lo relacionado con el antiguo Egipto, pero sobre todo les fascinaban las leyendas sobre antiguas ciudades enterradas. Para un arqueólogo encontrar una gran ciudad sería como encontrar un tesoro incalculable. Un hallazgo así les permitiría comprender mejor la vida del pueblo egipcio y de su cultura.

Una tarde Sara y Willy estaban a punto de recoger sus herramientas. El sol se estaba poniendo, y la luz ya no era la adecuada para seguir trabajando. Todos sus compañeros se habían ido ya a casa, y Willy, de pronto, tropezó con una escalera y se cayó en una de las zanjas que habían excavado. Con el impacto, el suelo se agrietó y Willy desapareció de pronto bajo un montón de tierra. Sara se asustó mucho porque por mucho que llamaba a su compañero, éste no respondía. Se imaginaba a Willy con la cabeza rota e inconsciente. No se podía imaginar que lo que ocurría era que su amigo había encontrado una gran sala subterránea que desconocían. Estaba tan extasiado con su fortuito descubrimiento que no podía articular una palabra.





Cuando comprobó que se encontraba bien contestó a Sara y le pidió que bajara con una cuerda y luz para poder investigar. Ninguno de los dos daba crédito a lo que veían. Era una gran sala con las paredes decoradas con textos e imágenes. A ambos lados grandes columnas y en el centro como un altar, y al final unas escaleras.

Era peligroso seguir explorando porque nadie sabía que estaban allí y corrían el riesgo de quedar enterrados para siempre. Además sólo disponían de unas linternas, pero los dos querían correr el riesgo y saber adónde les conducía aquella escalera que se encontraba frente a ellos.


Con el corazón latiendo con fuerza descendieron despacio. Ninguno de los dos hablaba. La oscuridad era absoluta, las dos pequeñas linternas que tenían Sara y Willy sólo alumbraban unos metros, pero aún así los dos se hacían una idea de lo grandioso que era el lugar.

Al final de las escaleras descubrieron un montón de salas que a su vez tenían más escaleras que descendían más y más. Era como un laberinto gigante en el que perderse era muy sencillo. Cuando Sara y Willy fueron conscientes de que se estaban alejando del agujero por el que habían entrado, y de que estaban perdiendo la noción del espacio y del tiempo, ya era demasiado tarde. Una de las linternas se había apagado y no sabían como regresar. Habían bajado muchos tramos de escalera y habían pasado diferentes patios, salas repletas de columnas que desembocaban en salas idénticas. Cada vez tenían menos oxígeno, y les resultaba más difícil respirar.


Pensaron que lo mejor era empezar a subir. Eligieron una de las múltiples escaleras que había por todas partes. Eran muy estrechas y con peldaños muy altos. Subieron unas 50 escaleras que se terminaban en una puerta que estaba cerrada. Era la primera puerta que habían visto. No se podían ir de allí sin saber qué había detrás, pero por más que empujaban, no se abría. Sara iluminaba la puerta con la única linterna que les quedaba, mientras Willy empujaba con todas sus fuerzas. De pronto la puerta cedió y los dos amigos entraron en una sala llena de joyas y piedras preciosas.

¡Qué no!, eso es lo que pasa en todos los cuentos, pero en realidad lo que había dentro de la sala, era un montón de piedras. Piedras de todos los tamaños y llenas de símbolos grabados. Para Sara aquello era un gran descubrimiento, era mucho mejor que un montón de joyas preciosas. Estaba especializada en jeroglíficos y sabía que cada piedra contenía información valiosísima. No pudo resistir la tentación de coger algunas y analizarlas detenidamente. Willy hizo lo mismo.

Cuando llevaban un rato recopilando información y agrupando piedras, Sara y Willy comenzaron a sentirse mal. Sara empezó a sufrir un fuerte dolor de cabeza y mucho sueño. El chico tardó un poco más en encontrarse  aturdido, pero pronto se tuvo que tumbar en el suelo sin fuerzas.
Fue rápido, los dos se quedaron inconscientes. Las piedras debían estar impregnadas en alguna extraña sustancia que provocó estos síntomas en Sara y Willy.













El llanto de un bebé hizo que Sara se despertará bañada en sudor y muy exaltada. Estaba desorientada, sedienta y confusa. Se encontraba en la cama de su habitación. El sol entraba por la ventana. Se levantó, y al verse reflejada en el espejo se dio cuenta de que tenía un aspecto lamentable. De pronto recordó todo lo que le había ocurrido la noche anterior. Willy y ella habían descubierto una ciudad subterránea junto a la pirámide Sakkara. Era algo que tenía que compartir con todo el mundo para empezar a sacar información. No tenía ni idea de cómo había llegado hasta su casa. Recordaba haberse sentido muy mal y haber perdido el conocimiento. ¿Dónde estaría Willy? Tenía que encontrarle porque estaba segura que había sido él su salvador.

Cuando Sara salió a la calle comprobó que ya eran las cinco de la tarde. Había estado durmiendo muchas horas. Fue a casa de Willy para que le aclarase cómo habían salido del laberinto subterráneo, pero su compañero estaba tan confuso como ella. No tenía ni idea de quién los había sacado del fondo de la tierra. Lo último que recordaba era que había perdido el conocimiento y después haberse despertado en su casa.

Los dos fueron corriendo a las excavaciones para hablar con su equipo, pero cuando llegaron allí nadie había visto el agujero que por el que había caído Willy la noche anterior. Ni ellos mismos fueron capaces de encontrarle. Todo estaba como si no hubiera ocurrido nada.

El equipo de Sara y Willy no creían ni una sola palabra de lo que estaban contando sus compañeros. Creían que les estaban tomando el pelo y bromearon un rato. Pasaron los días, pasaron los meses y por más que buscaron nunca fueron capaces de encontrar el más mínimo rastro de aquella ciudad fantasma.

Después de muchos años encontraron un hombre que aseguraba que había una leyenda que contaba
que unas piedras impregnadas en una sustancia venenosa custodiaba el mayor tesoro de Egipto, que estaba enterrado en las entrañas de la tierra. Sara y Willy sabían que aquella leyenda era verdadera, lo que nunca descubrirían es quién o qué les rescató de aquella ciudad fantasma.

Silvia         

¿Os ha gustado? Como veis no he escrito un título. Os lo dejo a vosotros. ¿Cómo se titula la historia?

18 comentarios:

  1. Yo pienso que le quedaría bien como título: "El agujero secreto del antiguo Egipto"

    Pol Brezmes

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  2. Yo creo que quedaria bien de titulo:El templo perdido.

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  3. Pol me encanta este título. Gracias

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  4. A mi me gustaria titularlo: Sara y Willy en el misterio de la piramide.
    Lisa Toro

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  5. A mi me gustaría titularlo: Sara y Willy en el misterioso secreto de Egipto.
    Claudia Jacob CE2,B

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  6. A mi me gustaría titularlo El secreto del antiguo Egipto!!!!

    Pau CE2.B

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  7. El titulo podria ser "La Ciudad fantasma del Sakkara"
    Oriol Bonastre

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  8. LA CIUDAD FANTASMA
    CP/CE1 C

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  9. la ciudad perdida de Egipto
    julia isla

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  10. A mi también me gustaría titularlo "la ciudad fantasma"
    Joaquín Valls

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  11. A mi me gustaria ponerle el título de "La ciudad perdida" o "Los niños perdidos en la ciudad fantasma".
    Sergi Morera. CE2 A.

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  12. A mi gustaría ponerle el titulo"El Egipto y su misterío

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  13. "El misterio de las piedras de Sakkara"

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