Voy de un lado a otro zumbando cerca de las flores, recolecto el néctar y lo llevo a mi colmena.
Soy una abeja obrera y me encanta, soy muy útil para mi comunidad. Busco alimento, construyo la colmena, la protejo, limpio…
Me llamo Zumm y hago una danza especial para avisar a mis compañeras que he encontrado un campo repleto de flores o informarlas de un peligro, como la presencia de humanos. Sólo ellas pueden interpretar mis movimientos. Los humanos creen que estamos volando tranquilamente, pero en realidad nos estamos comunicando.
Tengo suerte porque hoy no hay ningún humano cerca que se ponga a gritar histérico cuando me ve.
El último animal de dos patas en el que me posé comenzó a dar saltitos moviendo los brazos y gritando:
-¡Que alguien me la quite de encima por favor! ¡Socorro, que alguien me ayude!
Me entraron ganas de clavar mi aguijón en su nariz por escandaloso, pero me dio pena y seguí tranquilamente mi tarea.
Si alguna vez te cruzas con una abeja, no grites, no corras, no sacudas los brazos ni pierdas la calma. Tan solo contémplala e intenta descifrar su mensaje.
Silvia González
¡Me ha encantado!
ResponderEliminar¡Que chulo Silvia!
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